Aquella mujer que un dia,
por pura casualidad conocí,
es la mujer que hoy día,
alimenta mi frenesí.
Rumbo a su corazón ahora me encuentro,
deseoso de mi amor entregarle,
confiado en poder brindarle,
algo más que un grato recuerdo.
Hoy abro mi corazón,
como hace mucho no había hecho,
permíteme llegar al tuyo,
para guardarlo aquí en mi pecho.
Sé que puedo sonar ridículo,
y que quizás solo esté perdiendo el tiempo,
y con mucho disimulo,
intento aprovechar el tiempo,
para que me consideres solo tuyo.
Sé que no tengo derecho,
de reclamar ni exigir nada,
solo pido sentir tu pecho,
y la caricia de tu mirada.
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