Se que soy un loco y tonto a la vez,
cuando digo que me estremecí aquella primera vez,
que te ví mirarme a los ojos,
y con tu mirada hacerme despojos,
descubrir lo que mi alma ocultaba,
y muy por dentro de mí lo que mi mente pensaba,
yo sin embargo no me sentí humillado,
pues me sentí un tanto emancipado,
de tanta tristeza que tras de mí rondaba,
mientras tu hermosa cara me miraba,
y sentí una luz que me iluminaba,
y me decía: calma, tranquilo, descansa...
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